domingo, 7 de noviembre de 2010

De apariciones y espectros

Desde el 2 hasta el día 16 de noviembre se están desarrollando en el Teatro Real de Madrid las representaciones de la ópera de cámara The turn of the screw (Otra vuelta de tuerca) del compositor británico Benjamin Britten, basada en la novela homónima del estadounidense Henry James, estrenada en La Fenice de Venecia en 1954.


Se trata de una historia de fantasmas ambientada en una mansión victoriana donde una institutriz debe hacerse cargo del cuidado de dos niños inocentes. La institutriz nada más llegar comienza a percibir la presencia del espectro de Peter Quint, un siniestro y cautivador fantasma que había sido el criado de la casa en la anterior etapa, y que se supone mantuvo turbias relaciones con la anterior institutriz, Miss Jessel. Posteriormente es a los dos niños a los que transmite el clima espectral que invade la mansión. Todo termina en tragedia, con la muerte del niño de diez años, Miles, en brazos de la institutriz, al no soportar la fuerte influencia que ejercía Quint sobre él.

La particularidad de la obra de James es la multiplicidad de interpretaciones que el lector puede hacer de esta historia, sobre todo en relación a la percepción de espectros por parte de los personajes: puede ser una invención de la mente perturbada de la institutriz; los fantasmas son vistos por todos o sólo por algunos; los demás quieren convencer a la institutriz de que no son ciertas las apariciones, aunque las vean; se manifiestan o no los espectros...


Britten aplicó los principios de la técnica serial en la composición de esta ópera con una plantilla de 13 instrumentistas, donde cada escena vocal de los 2 actos en que se divide la obra está precedida de una variación instrumental, con lo que el título estaría así justificado, creándose una estructura musical simétrica. Las voces de los cantantes están sometidas de forma constante a una declamación continua, con la inclusión de pequeños motivos melódicos extraídos de canciones populares infantiles, lo que contrasta con el clima macabro que impregna toda la partitura.

La escenografía que propone David McVicar en este montaje del Teatro Real de Madrid acrecienta aún más la sensación de ambigüedad de la historia narrada: hace aparecer en escena a múltiples criados que se desconoce si son espectros o seres de carne y hueso, todo ello arropado por una escenografía inquietante y llena de ambientes góticos.

Más información en la propia web del Teatro Real:

http://www.teatro-real.com/es/eventos/otra-vuelta-de-tuerca


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